Asociación de Damas Salesianas Centro Don Felipe Rinaldi

¿Quiénes somos?

Nacimos para todo el mundo el 13 de mayo de 1968, a la sombra del Templo Don Bosco, en Altamira-Caracas y en comunión con los animadores locales de la Familia Salesiana. Ese día, abrimos oficialmente los ojos a las necesidades del complejo mundo de la mujer líder y carenciada, motor de renovación y cambio sobre todo en razón de su femineidad, del “genio femenino”. Por eso nos constituimos, por voluntad propia, en movimiento social apostólico de promoción huma-na y evangelización, autodenominándonos Asociación Damas Salesianas (ADS).
Con el tiempo, y de acuerdo al Derecho Canónico renovado, se nos reconoció, en nuestra condición de mujeres católicas y laicas, como Asociación Privada de Fieles. De ahí que nos demos nuestros propios Estatutos o Ideario. También, como Asociación Civil Argentina, tenemos la per-sonería jurídica propia de una Asociación sin fines de lucro. En consecuencia, nos gobernamos y administramos autónomamente. Podemos realizar actos y negocios jurídicos en nuestro propio nombre y bajo nuestra única responsabilidad.
Hemos sido reconocidas oficialmente como Grupo de la Familia Salesiana de Don Bosco. Altamira-Caracas no es Valdocco-Turín, pero hace referencia a Valdocco-Turín. Valdocco fue la primera Obra paradigmática de Don Bosco, como Altamira fue nuestra Casa Matriz. Por eso nuestra vocación salesiana es específica y diferente. La vivimos en el contexto de la comunión y reciprocidad carismática familiar y haciendo flamear la bandera de la descentralización, la subsi-diariedad y la inculturación. Vivimos corresponsablemente el mismo espíritu en comunión gozosa con los demás Grupos de la Familia Salesiana, cuyo centro de unidad es el Sucesor de Don Bosco: el Rector Mayor.
Este hecho influye y se expresa en nuestra vocación, misión, espiritualidad, formación y vida asociativa. Insertas en la misión de las iglesias particulares, realizamos nuestra misión típicamente salesiana, “con criterio oratoriano” y con opciones evangélicas preferenciales: los pobres, la mujer, la familia, los niños, los enfermos y los jóvenes. Esta vocación y misión, junto con obras apropiadas y propias, implica actitudes educativo-seculares nuevas frente al poder político, la comunicación social, la catequesis y las misiones.
En concreto, aquí en Bariloche, nuestro Centro “Don Felipe Rinaldi” ofrece:

EDUCACIÓN FORMAL

OBRAS SOCIALES

Notas

Padre Miguel González

El Padre Miguel González fue el inspirador de la creación de la Asociación de Damas Salesianas. La mayoría opta por decir que ha sido, definitivamente, el fundador. Pero claro, para una Asociación Privada de Fieles Laicos integrada por mujeres, suena raro decir que ha sido creada por un hombre. El momento histórico tenía que ver con el Vaticano Segundo (Concilio ecuménico celebrado en 1959, bajo el Papa Juan XXIII). El mismo postulaba una renovación de la Iglesia: Dar vuelta esa pirámide donde en el vértice superior estaba el Papa, los Obispos y la Jerarquía, y en la base el pueblo. De esta manera, el pueblo queda ubicado en lo más alto, en una escala de trascendencia, y en lo más bajo el Papa, primer y último servidor. Contemporáneamente, este concepto será luego reforzado en los Documentos de Puebla y de Medellín, los cuales siguen esta línea de pensamiento aplicada a la América Postergada.

Pequeño pero de gran corazón y más grande fortaleza, el Padre Migue González nace en León, estudia en Guadalajara (España) pero se ordena en Centroamérica. Miguel llega muy joven a El Salvador y Nicaragua. Allí, rondando los años 50’s, tiene contacto directo con la problemática social severa de la región. Frente a esa realidad, sueña con un gran movimiento social apostólico laical. Le pesan y le duelen toda esa pobreza y necesidad que palpa en América. Y de ahí es trasladado a Cuba, hasta que es echado por Fidel Castro. Es allí, y tras esta situación conflictiva de la Iglesia en Cuba, que lo destinan en Caracas, Venezuela.

Miguel era profesor de Lengua, por tanto comienza a dar clases en el Colegio Salesiano del barrio de Altamira, coqueto lugar en pleno centro de Caracas, cerca de la Plaza Francia. Sus superiores le asignan la tarea de poner la piedra fundacional del templo San Juan Bosco, el cual había que construir, pegado al colegio. El Padre Miguel piensa como resolver esa enorme tarea, y arranca convocando a las mamás de ese colegio. Carismático absoluto, logra captar la atención de una buena cantidad de ellas que, predispuestas, se lanzan a organizar verbenas y todo tipo de encuentros que ayudaran a recaudar fondos. El contexto social ayuda, Venezuela es en esa década de 1960 una nación pródiga. Por tercera vez se coloca la piedra fundacional, y esta parece ser la definitiva. La gente, cuando ve la construcción del templo, este perfil del Padre Miguel, estas verbenas, estas mamás entusiasmadas, este nuevo dinamismo lleno de alegría, empieza a donar metros cuadrados de construcción. Por ello, el templo llega a ser de una belleza y de un tamaño superlativo.

Se cuenta que para una de esas verbenas, el Padre Miguel se propuso traer a Cantinflas. Esto provocó estupor, puesto que las pretensiones económicas del actor eran elevadas. El evento sucedió, fue un logro, asistió Cantinflas, y todos terminaron beneficiados. Incansable luchador, el Padre Miguel logró finalmente construir ese templo majestuoso.