Nuestra escuela

¿Quiénes somos?

El Colegio Don Bosco Bariloche es una Escuela Católica Salesiana, pública de gestión privada, que ofrece como propuesta educativa los niveles Inicial (Sala de 4 y Sala de 5), Primario y Secundario. Nuestra identidad como escuela se basa en la convicción de que la educación es fundamentalmente un proceso de construcción y transformación de la cultura, entendida como un modo particular de vivir y habitar en el mundo, de relacionarse con la naturaleza, con los demás hombres y con Dios – visión trascendente del hombre.

Nuestro objetivo es la formación integral y permanente del niño y del joven – como centro del proceso educativo-, capaz de dirigir su conducta en función de su destino trascendente, como protagonista, creador, crítico y transformador de la sociedad en que vive, al servicio del bien común, conforme con los valores de nuestra cultura y del ser nacional.
Queremos promover un joven que desarrolle paulatinamente su capacidad para aprender a: aprender, a conocer, a reconocer, a descubrir, a hacer, a convivir, a valorar y a ser.

Un joven que desarrolle su autoestima y la exprese en la alegría de vivir; que acepta su corporeidad y la vive como camino de encuentro con el otro; con capacidad crítica; enriquecida con los saberes y las competencias necesarios para transformar la realidad sociocultural en cada vez más justa y dé oportunidades, integrándose al mundo del trabajo y aprendiendo durante toda la vida.

Queremos promover un joven capaz de crecer en libertad, desarrollando su iniciativa y creatividad, buscando soluciones a los problemas, desafíos y conflictos, tomando decisiones coherentes; comunicándose y creando vínculos interpersonales, en amistad, en lealtad y entrega desinteresada.

Queremos promover un joven que sea servicial, trabajador, solidario, sensible a las necesidades de los otros y dispuesto a promover la justicia y la paz, que asuma la cultura de la vida, respete y trasforme la naturaleza, cuidándola como patrimonio de las futuras generaciones.

Queremos promover un joven abierto al crecimiento espiritual y en la vivencia de los valores evangélicos; que, escuchando al Espíritu trabaja por la extensión del Reino, con creciente sentido de pertenencia eclesial y que experimenta la presencia materna de María a lo largo de su vida.